Jabón de aceite de oliva y laurel: antepasado de su primo el Jabón de Marsella; fue creado por los habitantes de Mesopotamia. La dulzura del olivo y la fuerza delicadamente perfumada del laurel se unieron para dar vida a este jabón con propiedades extraordinarias en múltiples problemas cutáneos. Indicado para eczemas, dermatitis, acné, granos, quemaduras y psoriasis. También posee propiedades desinfectantes y cicatrizantes en casos de heridas y llagas. Es óptimo para todo tipo de piel. Se puede utlizar para la cara, el cabello y el cuerpo. Es un jabón de larga duración.