Espiritualmente resalta nuestro potencial ilimitado, potenciando la percepción y haciéndonos más sensibles. Eleva nuestra energía y mantiene alta nuestra vibración. Activa la capacidad de soñar la verdad para ver el cambio de nuestro alma, fomentando las experiencias de salida del cuerpo, y actúa como guía y protectora en otros reinos espirituales. Psicológicamente, como nos permite tener una visión objetiva de nosotros mismos, elimina sin culpa cualquier cosa que ya haya sido superada, recordándote que cuando una puerta se cierra, otra se abre. Promueve la intimidad e incrementa la sensibilidad al toque, siendo muy de ayuda para los masajes. Fusiona nuestra parte yin con nuestra parte yang, equilibrando nuestra parte femenina con la masculina. Se considera una piedra de la nueva era porque resuena de manera muy positiva y cercana a los niños indigo y cristal, ya que reconoce las nuevas energías vibracionales dentro de los cuerpos físicos.