El árbol de la vida es uno de los símbolos cabalísticos más importantes del judaísmo. Está compuesto por 10 esferas (sefirot) y 22 senderos, cada uno de los cuales representa un estado (sefirá) que acerca a la comprensión de Dios y a la manera en que él creó el mundo. La Cábala desarrolló este concepto como un modelo realista que representa un «mapa» de la Creación. Se le considera la cosmología de la Cábala.
Algunos creen que este «Árbol de la Vida» de la Cábala corresponde al Árbol de la Vida mencionado en la Biblia (Génesis 2, 9).
Este concepto metafísico más tarde fue adoptado por algunos cristianos, hermetistas, y aún paganos.
El Árbol de la Vida se representa en el conocido árbol sefirótico. El mismo se compone de diez emanaciones espirituales por parte de Dios, a través de las cuales dio origen a todo lo existente. Estas diez emanaciones (llamadas cada una de manera individual sefirá, y en conjunto, sefirot), para formar el Árbol de la Vida se intercomunican a través de 22 senderos, cada uno ligado a cada una de las 22 letras del alfabeto hebreo. Por lo tanto se cree que del estudio del alfabeto hebreo desciende el conocimiento posterior de la Cábala y, por lo tanto, la Iluminación. Es posible apreciar el detalle del desarrollo de este árbol, en los libros cabalísticos como el Sefer Yetzirá. Se trata de un compendio muy profundo que requiere instrucción adecuada y una guía erudita.