Esta obra es quizá una de las primeras que aparecen en el mercado librero español sobre tan interesante materia y, sin embargo, la temática es tan antigua como la propia acupuntura humana.
Es muy difícil establecer un diagnóstico acupuntural sobre los animales, por la sencilla razón de la imposibilidad de comunicarse; pero la acupuntura salva el obstáculo, puesto que la diagnosticación se verifica a través de la carga de energía y la medición de ésta ya es posible a través de los múltiples aparatos existentes en el mundo para esta función. La enfermedad de un animal, pues, podrá ser detectada y determinada patológicamente por el exceso o vacío energético de los meridianos.
Este es uno de los muchos libros seleccionados en las bibliotecas de la milenaria China y a través del cual podremos llegar a conocer la topografía en el discurrir energético, con una localización perfecta de cada punto y practicar la acupuntura mediante la punción más aconsejable que en cada caso se determine, con específica determinación con el síntoma que se pretende corregir.
Entendemos que el conocimiento de la acupuntura animal es básico para la defensa de la especie, puesto que a través de este procedimiento podremos conseguir efectos más rápidos, eficaces y baratos.