Para concentrarse y ser capaz de evaluar el grado de nuestra propia estima, es preciso dejar de lado las autoinculpaciones y el victimismo y aceptar el valor de las capacidades que poseemos, reconociendo al mismo tiempo las de los demás. Por suerte, nuestra manera de pensar puede modificarse; una vía para ello es alcanzar la concentración necesaria que nos acerque a un cierto nivel de autovaloración objetiva. La consigna de estos mandalas es: concéntrate y valórate.