El arte del tacto.
El tacto es mucho más que el mero contacto de la mano sobre la piel. En la terapia, el tacto representa un encuentro y un intercambio entre dos individuos completos. Cuando extiendo la mano para contactar con el paciente, estoy extendiendo la mano para descubrir quién y qué es. Más allá de la ropa o de la piel, siento el tejido corporal interno, los músculos y los órganos, la fluidez y el estancamiento. Siento libertad y limitación, armonía y dolor.
El paciente intenta describir a través de las palabras su dolor o limitación, así como el origen de estos. El cuerpo también habla, presentando una imagen más amplia. Para la mano sensible, revela un patrón de conexiones que se hallan enterradas bajo la conciencia ordinaria de la mente. El músculo y el tejido conectivo, los nervios y las articulaciones trabajan juntos para apoyar, proteger y compensar una lesión que no ha sanado totalmente. El síntoma más obvio no siempre es el origen del dolor ni a clave para la recuperación. En lugar de eso, con frecuencia es el único lugar donde el organismo ha encontrado una voz para expresarse, para llamar la atención de un dolor que ha sido suprimido por la de terminación de continuar con la vida cotidiana.