El lapislázuli abre el tercer ojo, y equilibra el chacra de la garganta. Estimula y potencia el trabajo con los sueños y las capacidades psíquicas, facilitando el viaje espiritual y estimulando el poder personal y espiritual. Esta piedra libera rápidamente el estrés, trayendo una paz profunda. Posee una enorme serenidad y la clave de la realización espiritual.
El lapislázuli es una piedra protectora que contacta con los espíritus guardianes. Reconoce el ataque psíquico, lo bloquea y devuelve la energía a su fuente. Enseña el poder de la palabra hablada, y puede invertir maldiciones o inquietudes causadas por no haberse expresado en el pasado.
Esta piedra armoniza los niveles físico, emocional, mental y espiritual. Los desequilibrios entre estos niveles pueden producir depresión, inquietud y falta de propósito. Cuando se está en equilibrio, esta armonía aporta un profundo autoconocimiento interno.
El lapislázuli te anima a hacerte cargo de tu vida. Revela la verdad interna, fomenta la autoconciencia y permite la autoexpresión sin retener nada ni hacer concesiones. Si la cólera reprimida está causando dificultades en la garganta o en la comunicación, el lapislázuli la elimina. Esta piedra aporta a la personalidad cualidades duraderas de honestidad, compasión y rectitud. El lapislázuli es un poderoso amplificador del pensamiento. Estimula las facultades mentales superiores, aportando claridad y objetividad. Te ayuda a afrontar la verdad, dondequiera que se halle, y a aceptar lo que te enseñe. También te ayuda a expresar tus opiniones y armonizar el conflicto. Enseña el valor de la escucha activa.
Establece relaciones de amor y amistad, y ayuda a expresar los sentimientos y emociones. Disuelve la tendencia al martirio, la crueldad y el sufrimiento. Disuelve las ataduras emocionales.