El azufre tiene una carga eléctrica negativa que es extremadamente útil para absorber las energías negativas, emanaciones y emociones. Puesto en el entorno, absorbe la negatividad de todo tipo y retira las barreras al progreso.
Es una piedra volcánica, excelente para cualquier cosa que erupcione: sentimientos, violencia, enfermedades de la piel y fiebres. También puede ser útil para sacar a la superficie las capacidades psíquicas latentes.
Psicológicamente, potencia la voluntad y ayuda a identificar los rasgos negativos de la personalidad. Llega a la parte de la personalidad rebelde, terca o revoltosa que desobedece deliberadamente las instrucciones y tiende a hacer lo opuesto de lo que se le sugiere, especialmente cuando es "por tu propio bien". El azufre suaviza esta posición y ayuda a reconocer el efecto, abriendo el camino al cambio consciente.
Mentalmente, bloquea los patrones mentales repetitivos y distractores. Inspira la imaginación, ayuda a razonar y asienta los procesos de pensamiento en el aquí y ahora práctico.
A nivel físico, ayuda a reenergetizar en casos de agotamiento o enfermedad seria y puede potenciar la creatividad.