Para poder crear vínculos libres y auténticos con los demás primero hemos de aprender a disfrutar de nuestra propia compañía. La soledad es una de las emociones más intensas y dolorosas.
Prueba de ello es que hacemos cualquier cosa para evitarla.
De hecho, la gran mayoría de adultos somos sociodependientes, adictos a la nicotina social.
Es decir, a la irracional necesidad de estar permanentemente en contacto con otras personas.
A pesar de ser la forma de drogadicción más común en nuestra sociedad, es también la más desconocida.
¿Quién es el valiente que se atreve a quedarse a solas, desnudo emocionalmente y cara a cara con el dolor que anida en sus profundidades? Este libro es un viaje terapéutico.
Y está concebido como un proceso de desintoxicación social con el que afrontar nuestro mayor miedo: la herida de abandono.
Entre otros aprendizajes, propone que dejemos de utilizar a los demás como parches para tapar nuestro vacío existencial y suplir nuestra falta de amor propio.
Y que revisitemos nuestra infancia para reconciliarnos con nuestro niña (o niño) interior.
Solo así podremos convertirnos en lo que estamos destinados a ser: nuestro mejor amigo, descubriendo que nunca estamos (del todo) solos.
No existe ninguna hazaña más grande en el mundo que saber estar con uno mismo.