El tantrismo como tal (y no las formas degradadas de tantrismo) es una técnica muy valiosa de autorrealización. No hay verdadero tantrismo sin yoga, o sea sin consciencia y control. Lamentablemente y en estos últimos años, «gurús» de muy dudosas intenciones han enseñado un tantrismo falseado y que ha servido de innecesario pretexto para que muchas personas se entreguen a prácticas hedonistas que no tenían el valor de efectuar sin necesidad de justificaciones.
En esta obra hemos puesto el acento sobre uno de los aspectos más adulterados del tantrismo: la erótica mística, que nunca puede en sí misma ser una técnica de autorrealización si no va acompañada de otras técnicas liberatorias imprescindibles para alcanzar la última realidad, pero que puede ser para el buscador un medio coadyuvante de innegable eficacia si se utiliza como vía de totalización y trascendencia.