Para la cultura Mesopotamia, el pentagrama era un símbolo de poder real, fuerza divina que estaba relacionada con la naturaleza.
En la cultura Celta para los Druidas, la estrella de cinco puntas era el poder de la Naturaleza, la fuerza de las cinco corrientes de los ríos, de los 5 pozos del Conocimiento, y, sobre todo, de los cinco sentidos para obtener el conocimiento.