Este libro presenta algunas «reflexiones en el camino» en torno a la recepción del zen entre cristianos. En el transfondo late el convencimiento de que el Espíritu santo obra en toda la creación y de manera especial en la humanidad, por lo que se acoge con respeto y gratitud aquello que ha obrado en otras culturas y religiones, recordando que «la Iglesia católica no rechaza nada de lo que en estas religiones hay de santo y verdadero » aunque no hay en él conclusiones definitivas, se ofrece con la esperanza de que encuentren orientación aquellas personas que deseen adentrarse en el camino del zen en armonía con la fe cristiana.